viernes, 27 de marzo de 2009

NO!!! A LA CAZA INDISCRIMINADA DE FOCAS



Toronto (Canadá).- Decenas de pescadores canadienses empezaron hoy a cazar las primeras de las 280.000 focas que este año perecerán en las aguas del Atlántico del país, renovando la polémica entre Ottawa y las organizaciones de defensa de los derechos de los animales.

Nuevamente este año se suceden en el televisor las macabras imágenes de la matanza de focas en Canadá, siempre bajo el corolario de las mismas excusas baratas de este país: que la matanza es humanitaria, que la caza es necesaria para que sobrevivan los "indígenas" y los pescadores, que las focas se comen el bacalao "que es de los humanos", etc. De estas tristes y sangrientas imágenes no son culpables solamente el gobierno canadiense y los cazadores: todos y cada uno de nosotros, somos culpables por la falta de información.
En un excelente artículo publicado en Soitu.es, la periodista Margarita Lázaro relata "El rastro en España de la matanza de focas canadiense". En él describe cómo España es cómplice de la muerte de estos mamíferos marinos, por seguir comerciando productos y subproductos de foca con Canadá, y además, por no sumarse a la petición europea de cese del comercio con este país.
De todos los argumentos que esgrime Canadá para justificar su masacre anual, el de los "métodos humanitarios" es el más delirante. En qué cabeza racional cabe suponer, ni de lejos, que aporrear cachorros de foca con un pico tenga algo de humanitario. La postura de Canadá es de una simple terquedad, como la de otros gobiernos que defienden sus propias masacres nacionales obstinadamente, y les ponen etiquetas y dineros públicos intentando salvar las vergüenzas. Hay políticos decididos a censurar estas barbaridades y a no colaborar con ellas, como los belgas y los británicos, y hay otros en cambio que prefieren posturas tibias y contemporizan diciendo que tienen que investigar, como si la prensa internacional independiente no hubiera aportado ya las pruebas suficientes.



Porque hay que ser realistas: la única manera de salvar a las focas será poniéndoles un precio en el que valgan más vivas que muertas. Si Canadá las quiere muertas para sacarles el pellejo, venderlo a precio de oro, comerciar con su carne y vender el bacalao que las focas ya no se comerán; tenemos que boicotearlos firmemente para que sus cuentas salgan en rojo. Mientras Versace, Gucci y Prada cubren a sus clientes con la piel de las masacradas focas, comprar aceites y cápsulas de omega 3 y omega 6 (de los cuales muchos se hacen con grasa de foca) también es sacar una tajadita de la sangrienta caza canadiense.
Si quieren vestirse bien, sugiero a los clientes de Versace, Gucci y Prada que no paguen a otros para que torturen y maten a otros seres vivos. Vestirse con la piel de un animal masacrado y muerto no es elegante. Si las personas quieren estar sanas consumiendo omega 3 o 6, pues pueden seguir haciéndolo sin problemas, con aceites obtenidos de fuentes 100% vegetales (como la soja o el lino). Y no es necesario alimentarse de productos que, además del daño a las focas, hacen daño al medio ambiente por los largos traslados desde su origen hasta el punto de venta: boicotear los productos importados de Canadá es un buen medio de presión para detener la matanza. Escribir a los periódicos locales, hacer difusión del tema y entender que vivimos en un mundo globalizado, de manera que lo que suceda en Canadá o en China está de alguna manera relacionado con nosotros, es una buena manera de comenzar a activarse.

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